¿Cómo aplicar un sérum correctamente?

¡Hola beauty addicts! Hoy me gustaría tratar un tema en el que hay mucha confusión. A priori puede parecer sencillo, pero ¿te estás aplicando bien el sérum?

La rutina facial es clave para mantener una piel saludable, radiante y joven. Seguro que has escuchado hablar en muchas ocasiones de la importancia del sérum, pero ¿sabes cómo aplicarlo correctamente? En primer lugar, me gustaría desmitificar que el sérum tiene una concentración más elevada que otros productos de tratamiento. La concentración dependerá de para qué necesidad específica esté diseñado el sérum en cuestión, pueden tener la misma cantidad que una crema, igual o menor.

Entonces, ¿cuál es la gran diferencia entre un sérum y una crema?

La gran diferencia es el vehículo en que están disueltos estos principios activos. De hecho, El sérum es más ligero, se absorbe más rápido y penetra antes, una crema tiene una fase grasa mayor que el sérum, se absorbe más lentamente, pero tiene ingredientes, como emolientes u oclusivos, que proporcionan mayor nutrición que un sérum. Por ejemplo, si la piel es grasa se puede utilizar solo un sérum en la rutina facial, todo dependerá de las necesidades de la piel. Por su parte, las pieles secas y/o deshidratadas, necesitarán tanto un sérum y una crema para una mayor nutrición e hidratación. Lo más importante es saber identificar el tipo de piel para darle a la piel lo que necesita.

¿Cuándo se debe utilizar un sérum?

El sérum es un paso clave en una rutina de belleza. Se aplica entre la limpieza facial y la crema de día o de noche. Se aplica por la mañana y/o por la noche, según las necesidades de cada tipo de piel y la finalidad que vayamos persiguiendo. También hay que tener en cuenta, a la hora de utilizar un sérum, la época del año en la que nos encontramos. No es lo mismo el invierno, con las temperaturas extremas, el frío, la lluvia y la humedad, que la piel tiende a resercarse, experimentar tirantez e, incluso, irritación y enrojecimiento. Por su parte, el verano, con el calor y el sudor, la piel pide texturas más ligeras y de rápida absorción para no obstruir los poros y sentir esa sensación de ligera en la piel.

¿Cómo aplicar un sérum correctamente?

Muchas veces cometemos el error de aplicar el sérum sin tener la piel completamente limpia. La limpieza facial es el primer paso que hay que cumplir rigurosamente en la rutina facial. De nada sirve aplicar los tratamientos posteriores si el rostro no está completamente limpio. También es muy importante tener en cuenta a la hora de aplicar un sérum la cantidad. Podemos sobresaturar la piel si ponemos excesivo producto. A mayor cantidad no hay una mayor efectividad y esto es muy importante tenerlo en cuenta. Se recomienda aplicar 4 o 5 gotas en caso de los formatos drop o pipeta, 2 ‘pumps’ en los formatos de presionar en los que hay que apretar para que salga el producto. Por último (y tras aplicar el sérum) es muy importante esperar a que se haya absorbido por completo, en el caso de por ejemplo el retinol o el glicólico, para aplicar la crema hidratante. De este modo multiplicaremos los beneficios de los tratamientos.

¿Qué sérum utilizar según las necesidades de la piel?

• Manchas. Si lo que quieres es solucionar problemas de hiperpigmentación, lo ideal es incluir un sérum a base de activos despigmentantes, como el ácido tranexámico, los retinoides o el ácido azelaico, que en concentraciones de un 20% ha demostrado ser similar al 4% de hidroquinona, que es un activo de prescripción médica. Además, el ácido kójico, ácido elágico, la arbutina, el ácido glicólico o la niacinamida también funcionan muy bien para combatir las manchas.

• Luminosidad. Para devolver la luminosidad al rostro e inyectar un plus glow a la piel, los alfa hidroxiácidos, como el láctico o el glicólico; potentes antioxidantes, como el ácido ferúlico o la vitamina C; y los retinoides derivados de la vitamina A, como el retinal o el retinol, son la mejor opción.

• Poros dilatados y acné. Para evitar los brotes de acné y la obstrucción de los poros y disminuir ópticamente la apariencia de los poros dilatados, los mejores principios activos son los ácidos salicílico, glicólico y láctico, así como el retinol. Además, la niacinamida mantiene a raya la producción excesiva de sebo y reduce el acné.

• Líneas finas y arrugas. La prevención es la clave para evitar la formación de líneas y arrugas, además de ayudar a alisar las ya existente. Para ello, el retinol será el principio activo pro-aging por excelencia. Además, los antioxidantes, como la vitamina C o el ácido ferúlico, para evitar los radicales libres (principales causantes del envejecimiento prematuro); el ácido hialurónico para una piel hidratada y repulpada; el ácido láctico; y los péptidos, ayudarán a mantener la juventud de la piel.

• Deshidratación. La deshidratación es fruto de una barrera cutánea alterada. Por tanto, debemos incluir sérums que mejoren la función barrera para asegurarnos de que no se produzca la pérdida de agua transepidérmica y se mantenga la piel hidratada. Esta función la llevan a cabo las ceramidas, la niacinamida, pro-vitamina B5, los ácidos grasos y el colesterol.